Anoche soñé que en el trabajo me ordenaban matar a Yoda, sí queridos freakys del mundo. Pero no lo podía matar sin más, le tuve que hacer rellenar un formulario en el que el venerable personaje podía elegir si quería que lo matasen o no, y las razones de su decisión.
Yo por mi parte, tenía que rellenar otro formulario en el que también podía elegir si lo quería matar o no, y las razones. No lo recuerdo bien, pero creo que Yoda eligió la vida y yo, por mi parte, también consideré que eso sería lo mejor.Eso si, el Certificado de Calidad UNE-EN ISO 900Z:200B, de los sistemas de asesinatos me lo conceden seguro.
Este es el primer efecto secundario de mi última auditoría ¿qué será lo próximo?
Un consejo: tengan cuidado con lo que sueñan. Mi justicia onírica ya ha eliminado a dos grandes y decisivos personajes de la historia: recuerdo que hace un tiempo eliminé de la faz de la tierra a Heródoto (considerado el padre de la Historiografía) y no quedó ni rastro de él. A éste ni le pregunté, no estaba suejto a ninguna auditoría.
Ahora le ha tocado a Yoda, aunque este pobre se ha salvado gracias al cerficado de calidad de asesinatos ¿qué tendrán en común estos dos seres, uno real, el otro tan sólo un poquito menos, que han sido víctimas de mi onírico castigo? ¿cuántas cosas más pueden ser aptas para un cerfificado de calidad?
Se despide una cabrita soñadora...
